TODO AJEDRECISTA TIENE UN ESTILO
El gran maestro Sergio Slipak da cuenta de las características principales de los jugadores posicionales o estratégicos, los jugadores tácticos y los llamados universales, y explica también la dualidad entre los lógicos y los intuitivos. Luego, dos columnas de los GMs Diego Flores y Pablo Lafuente, agregan una mirada personal sobre lasinfluencia del estilo propio.
Por GM Sergio Slipak para página12
A lo largo de la historia del ajedrez profesional han ido surgiendo distintas maneras de reflexionar y jugar en una partida. Para el lector no especializado esto puede sonar un poco raro, pero el asunto se esclarecerá con la siguiente metáfora: así como en el fútbol hay equipos que juegan con cinco jugadores abajo y un delantero solitario que sueña con el gol de contragolpe y, por otro lado, hay equipos que juegan con sólo tres defensores y más jugadores en campo contrario, en el ajedrez pueden plantearse esquemas más o menos análogos. Como sea, se trata de una cuestión de estilo. ¡Así es, lector: todo ajedrecista tiene un estilo!
Intentaremos pensar la cuestión no en términos menotistas ni bilardistas, sino en relación con el juego táctico y el juego posicional, y esto nos obliga a precisar conceptos. ¿Cuánto hay de verdad en esas formas de pensar el ajedrez? ¿Cuánto de sobreentendido, cuánto de concepto vacío, cuánto de síntesis que nos ayuda a comprender?
Si repetí cuatro veces la pregunta “¿cuánto?” es porque evidentemente hay un poco de todo eso, el tema es averiguar en qué proporción. Todo aquello que intentamos sintetizar a través de conceptos se encuentra en algún momento con un “agujero de sentido”. La síntesis nos ayuda hasta cierto punto, pero luego parece deshilacharse, vaciarse, como si no explicara nada. Es algo inherente al pensamiento conceptual. Depende de cada uno sentirse cómodo o no en esa manera de pensar.
A mí me gustan los conceptos. Creo que una clave para sentirse cómodo con ellos es no pedirles exhaustividad. Permitirles, simplemente, que nos ayuden a orientarnos. Para el tema que nos ocupa intentaré relacionar series de conceptos contrapuestas que nos ayudarán bastante a situarnos.
El juego posicional o estratégico tiene que ver con el pensamiento de largo plazo, mientras que el táctico pone el acento en lo inmediato o muy próximo. La estrategia se relaciona con la pregunta ¿qué hacer? y la táctica con ¿cómo hacerlo? El juego posicional se vincula a cuestiones más bien estáticas, a las estructuras de peones (que cambian lentamente), a las evaluaciones precisas, a la profilaxis (limitar las posibilidades del adversario). El juego táctico, a lo dinámico, al juego de piezas (que puede cambiar rápidamente), al cálculo exacto, al ataque.
Una dificultad típica del pensamiento conceptual es cuando una serie o contraposición de conceptos se cruza con otra diferente. Además de la que nos ocupa, en las formas del pensamiento ajedrecístico, hay otra dualidad fundamental, que es la de los lógicos vs. los intuitivos. Si pretendemos profundizar y mezclar ambas dualidades, por un lado precisamos más algunas cosas, por otra, la complejidad aumenta y podemos sentirnos menos seguros de nuestras propias conclusiones.
Tratemos de trazar un cuadro. Los tácticos lógicos calculan lejos y con precisión. Los tácticos intuitivos tienen un gran sentido de orientación en las posiciones agudas y desequilibradas. Los posicionales lógicos son capaces de idear planes profundos y multiescalonados. Los posicionales intuitivos tienen un fino olfato para mantener siempre la armonía de la posición propia y para limitar las opciones adversarias.
Todos los jugadores de alto nivel manejan las distintas formas del pensamiento ajedrecístico, pero es usual que tengan algunas predilecciones. También existen los que se conocen como “jugadores universales”, que son aquellos que se manejan con igual, o casi igual soltura, en cualquier posición.
Agreguemos a las series conceptuales algunas entre jugadores destacados de todas las épocas, extranjeros y argentinos. Agruparemos jugadores posicionales, tácticos y universales. La selección de ningún modo será precisa. Oscila entre la lógica y la arbitrariedad. La compartirán muchos, la discutirán otros. Como lo expresé desde el principio, siempre nos movemos en un suelo poco firme.
Podemos contar entre los posicionales a Capablanca, Petrosian, Karpov, Carlsen, Panno, Peralta. Entre los tácticos: Alekhine, Tal, Korchnoi, Kasparov, Rosetto, Mareco. Universales: Lasker, Spassky, Fischer, Anand, Najdorf y Felgaer.
Sobre este último –el Pájaro Felgaer– y, para terminar, va una anécdota. Una vez charlábamos acerca del modo de colocar los caballos en el tablero que tiene cada uno. Coincidimos en que, en general, los jugadores tácticos o de ataque los ponen “mirando” hacia adelante, mientras los posicionales lo suelen hacer mirando hacia el costado. Entonces le mencioné que él mismo los ponía de un modo que yo no había visto casi en ningún jugador: mirando hacia adelante, pero en diagonal. Me contestó con una sonrisa:
–Claro, jugador universal.
Opinión
Las decisiones dependen del estilo
Sí, creo que definitivamente hay estilos y que los jugadores tienden muchas veces a buscar posiciones de acuerdo con su propio estilo. Cuando uno tiene que decidir un rumbo en una posición crítica, se presenta la opción de jugar algo más tranquilo o algo un poco más salvaje. Y esa decisión depende del estilo de cada uno. En mi caso, yo creo que tengo un juego más bien dinámico pero no definitivamente súper agresivo, quizá de más chico sí, pero ahora no siempre busco eso, soy un poco más cuidadoso. Aun así, si tuviera que definir mi estilo diría que es más bien dinámico, táctico, y de posiciones complicadas.
El jugador dinámico es el que decide tomar riesgos, que va para adelante. Se intenta llevar el juego al terreno en donde uno se siente cómodo porque, además, eso pesa psicológicamente. En el juego abierto y activo yo siento una comodidad que no siento en posiciones cerradas y de pocas piezas.
Respecto de si hay alguna relación entre estilo y personalidad, en mi caso opino que sí: hay una relación muy fuerte. Es cierto que las formas de vida de uno pueden ir mutando, pero hay algo de la personalidad que está siempre presente y eso se ve en el estilo de juego. ¡Mi juego es bastante poco estructurado, como es mi vida!
Hay ajedrecistas que son muy metódicos a la hora de enfrentar la evaluación de una posición. Yo creo que no todas las posiciones se calculan de la misma manera. En mi caso, me sirvo mucho de la intuición, aunque últimamente más que uso es abuso. La intuición es buena en muchas ocasiones, pero también puede hacer que uno se vuelva más vago para calcular. Tampoco calcular todo es lo mejor, porque para eso se necesita tiempo y si uno usa todo el tiempo en una posición va a tener problemas después. Entonces la intuición tiene un rol más bien orientativo y funciona muy bien en posiciones tranquilas; en cambio, cuando se necesita una solución concreta en una posición compleja, el cálculo es la mejor herramienta.
Opinión
Claridad y coherencia en las ideas
Creo que existen preferencias sobre qué tipo de partida uno quiere jugar, pero aferrarse demasiado a cualquiera de ellas puede resultar contraproducente. En mi caso, prefiero jugar posiciones en donde predominen los aspectos estratégicos, y considero la táctica sólo como un túnel de paso.
Hoy en día, prácticamente todos los jugadores profesionales están dispuestos a verse involucrados y jugar todo tipo de posiciones: bien sean tácticas y caóticas o estratégicas y “aburridas”. Sólo cuando ambos enfoques sobre una misma posición son igualmente válidos es que el jugador saca a relucir sus preferencias, su estilo. De lo contrario, “se hace lo que se debe hacer”.
Yo diría que busco claridad y coherencia en las ideas. En posiciones caóticas prácticamente no existe otra brújula más que el cálculo concreto de jugadas. Sin embargo, incluso en posiciones muy dinámicas y complejas, empapadas en sacrificios, se puede percibir y seguir una lógica como guía. Lo importante es descubrir qué es lo que “nos pide” la posición y actuar en consecuencia. El estilo del jugador queda supeditado a las necesidades que nos presenta cada posición.
Con respecto a la correspondencia entre el estilo y la personalidad del ajedrecista, puede haber algo, pero muy poco. O casi nada. Creo que uno mantiene su estilo de juego en ajedrez durante prácticamente toda la carrera, mientras que nuestra personalidad cambia y se transforma incontable cantidad de veces durante la vida. Quizá perdure una esencia, pero no así la visión sobre la vida y nuestras formas de expresión.
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